viernes, 17 de diciembre de 2010

Crónicas misteriosas 7: La leyenda de las calles.


Todo lo que se hace en una oficina, termina dependiendo de un solo hombre, alguien que sin saber nada, muchas veces, es la respuesta a todo. No se puede negar que hay muchas clases diferentes de cadetes, muy pocos son confiables y realmente útiles. Pero hubo uno que se destacó por sobre todos. Martín Pedrazzutti, la leyenda entre las calles del centro porteño. Se lo consideró, por toda la historia de la papelería urbana, como el mejor cadete que una oficina puede tener. 

El problema con este personaje, es que se sabe muy poco de él. No es extraño, realmente, el mejor cadete, es el que pasa desapercibido por el panorama burocrático. Pero sus leyendas son muchas, los testigos difieren en los datos, pero están seguros de la eficacia y lo épico del personaje. 
Quizás el mayor registro sobre su persona, lo realizó la empresa de motoqueros “El galopante con casco”, uno de los emporios de cadetería más fuertes del centro porteño. En esta empresa tenían, como mayor objetivo, contratar a una leyenda tal. Es así como la mitad del personal fue solo utilizada para este objetivo. Un trámite imposible: buscar datos del hombre desconocido. 
La primer y más convencida de las testigos, se trataba de Antonia Rodríguez. Ella era secretaria de una oficina de la calle Maipú. Afirmaba, sin dudarlo que ella había ganado el corazón del famoso cadete. Según ella, Pedrazzuti, era un habitué de esa oficina, y tras llevar papeles y cobrar cheques, había logrado demostrar un interés particular por la joven. Al parecer, entre trámite y trámite, Martín, hasta llegó a invitarla a tomar algo. Ella nunca lo volvió a ver, y su cita quedó en la nada. Los investigadores, sin embargo, buscaban saber su empresa. Pero la joven no la recordaba, solo dio datos confusos y poco prácticos. 
“Esa pendeja no tiene idea de nada, Martín nunca tendría la comodidad de chamullarse facilongas y desperdiciar valioso tiempo de entregas” Dijo el longevo guardia de seguridad del banco Provincia de Buenos Aires casa central. Rodolfo Garzan, aseguró conocer “de vista nomás” a la leyenda. Incluso les atestiguó: “¡Ese pibe era una maravilla! Nunca una cola equivocada, siempre llegaba cuando menos gente hay en el día, y les juro por mi viejita (que dios la tenga en la gloria), que una vez, lo vi hacer cobrar un cheque ¡Sin firma!”. El relato es poco convincente, sobre todo en el último punto, pero esto no desanimó a los investigadores. La leyenda era tan increíble como necesaria para la empresa, sus dueños solo ansiaban más a ese hombre tan importante. 
Sus hazañas fueron enumeradas y enlistadas. Incluso algunas parecían repetirse más de una vez. Claro que esto no es extraño, el cadete más importante de la historia, no solo puede lograr una cosa imposible, tiene que volverlo hacer cada semana.
“Lo vi cruzar ida y vuelta la 9 de julio en un solo semáforo” dijo un policía de tránsito. “Una vez, logró que a tiempo se fotocopien 100 juegos de anillados de “nosecuantas” fotocopias”, comenta un cliente conocido de la casa de fotocopiado “La copia copiosa”. “Una vez, lo juro, lo vi avanzar por florida en temporada turística y la hizo de punta a punta en 15 minutos ¡Sin chocarse con nadies!” anunciaba un quiosquero de la zona. “Nunca le cerró la librería antes que llegara”, “nunca se equivocó ni un solo timbre”, “no se perdió nunca una dirección”, “conoce todos los atajos y caminos más cortos”, “es como un robot”, “es como un superhéroe”, “es una leyenda” y así los testimonios siguen, pero ninguno lograba dar con los datos necesarios. 
Finalmente, tras años de búsqueda, localizaron una oficina por la zona sur de la ciudad. En Moreno al 700, un estudio contable con “buen laburo”, se jactó de tener entre sus filas al maravilloso Martin Pedrazzuti. Pero era un pasado cercano. Martín pagaba sus estudios con ese trabajo, y al terminarlos, renunció sin pedir nada más. No se supo nunca que estudiaba. Pedrazzuti, simplemente, nunca habló de su vida privada. Ahora, en un momento de baja tal que la quiebra era inminente, el estudio contable parecía lamentar la productividad superior que les dio el mejor cadete que pudieran desear.

3 comentarios:

Roberto Françoise dijo...

Agradecimientos especiales para la tan especial correctora de esta entrada...
Si RF tambien puede tener sentimientos...

Chioda dijo...

capooooooooo, volviste! y en forma de fichas!!!

muy bueno, cadete... me recordo a mis tiempos (snif...)

ahora escribite algo pa marcha atras!!! jajaja

pd: leo blogs xq no quiero estudiar...

gLUp dijo...

aaaaaah naaaa... perdoon RF..ahora el señorito es RF...

bueno varias cosas:
primero: a todos los aqui presentes lectores de este blog con telaraña nos gustaria conocer a la colaboradora de la entrada pues su trabajo ha dado fruto.
segundo: veo que el don RF esta bastante autobiografico con la leve diferencia de que el muchacho se realiza en sus relatos en lugar de la vida real.. me re juego que te cerraron mas de una libreria en tu labor cadeteril.
y tercero: como siempre es muy grato leer vuestros cuentillos para despues de comer un 25 de diciembre.


con mis mas calidos o tal vez convendria decir refrescantes (dada la sensacion termica actual) saludos me despido hasta una nueva emision.

Lulo la que barrena en leche y surfea en jugo...

naaah... simpremente Lu... (pero tenia que rimar con la publicidad)